En la Alegría Trinitaria

Observa estas expresiones, o mejor dicho diálogos entre Jesús, su Padre y Espíritu Santo:

• Jesús dijo (respondió): «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra… (Mt 11,25)
• En aquel mismo momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo: — Padre, Señor del cielo y de la tierra, te alabo… (Lc 10,21)
• Sí, Padre, así te ha parecido bien… (Mt 11,26)
• Quitaron, pues, la piedra y Jesús, mirando al cielo, exclamó: — Padre, te doy gracias porque me has escuchado… (Juan 11,41)
• Y una voz, proveniente del cielo, decía: — Este es mi Hijo amado en quien me complazco… (Mt 3,17)
• Mientras Pedro hablaba, una nube brillante los envolvió y desde la nube se escuchó una voz que dijo: Este es mi Hijo amado con el que estoy muy contento… (Mt 17,5)
• En cambio, el Espíritu produce amor, alegría, paz,… (Gal 5,22)
• Con la alegría que proporciona el Espíritu Santo… (1Tes 1,6)

En los diálogos entre Jesús y su Padre se percibe un íntimo gozo que nace de la relación que tienen entre ellos. Vemos como las personas de la Trinidad se hablan y se comunican entre sí con una gran alegría. Estas (y otras expresiones similares) indican la profunda y constante comunión que existe entre Jesús y su Padre y el Espíritu Santo. El corazón de Jesús se llena de alabanza y asombro al percibir el modo de proceder de su Padre y del Espíritu.

De algún modo esta alegría Trinitaria se nos comunica por medio de la Gracia ya en ella por la inhabitación están presentes en nosotros las tres personas. Esa Alegría debería impregnar el alma de algún modo, hasta ser la fuente de un íntimo gaudium cum pace (gozo con paz) difícil de expresar con palabras, quizás la que más se le ajuste sea el termino griego makario: ¡Bienanventurados, dichosos!