Para que germine bien
Dicen que un día Santo Domingo, extenuado por su labor apostólica, oyó una voz del Cielo que le decía: — ¡Domingo, siembras mucho, pero riegas poco! Quería el Señor hacerle ver que la predicación puede conmover a bastantes corazones humanos, pero tenía que añadir su oración para «conmover» el corazón de Dios. Es decir, arrojar […]
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