Una respuesta de mucha teología

Andaba el catequista metido en explicaciones sobre por qué Jesús aparecía en la Cruz clavado, mientras que los dos ladrones eran pintados amarrados con cuerdas. Preguntaba a los chiquillos si alguno tenía alguna explicación para este hecho, pero aquel día la musa brillaba por su ausencia; faltaba inspiración. Por fin se arrancó uno:

  • ¡Un selvidó!

—Vamos, ¿qué se te ocurre?

  • Pos miosté, yo digo una cosa: que los ladrones tenían que tenerlo amarrao pa que no juyeran…, pero al Señó, con los clavos tenía bastante…, porque así sufría y sabían muy bien los sayones que el Señó no quería escaparse del Calvario.

Había sustancia teológica en las palabras del chico. Una buena meditación para quienes somos desertores del Calvario en esta vida.

Cfr. M. González, Partiendo el pan a los pequeñuelos.

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