«El gran medio de la oración», de san Alfonso María de Ligorio

Vamos a ir poniendo poco a poco parte de este gran librito sobre la oración. Su autor, san Alfonso María de Ligorio, obispo italiano y fundador de los Redentoristas, fue proclamado «Doctor de la Iglesia» en 1871, es el patrono de los abogados católicos, de los moralistas y de los confesores. De este tratado sobre la oración el autor dijo: «tengo para mí, que no he escrito hasta ahora libro más útil que éste que trata de la oración».

Seguiremos en el blog el siguiente orden de contenidos (no está completo todo el texto):

En la introducción el autor declara que de todos los libros que ha escrito (111), «tengo para mí, que no he escrito hasta ahora libro más útil que éste que trata de la oración, porque creo que es el medio más necesario y seguro para alcanzar la salvación y todas las gracias que ella acarrea. Y tengo esto tan cierto que, si me fuera posible, quisiera lanzar al mundo tantos ejemplares de esta obra cuantos son los cristianos que en la tierra viven. A todos gustosamente se la regalaría: a ver si por fin llegan a entender todos la necesidad que tenemos de la oración para salvarnos.

Hablo así, porque veo, por una parte, la absoluta necesidad que tenemos de la oración, según doctrina repetida en las sagradas Escrituras y en los libros de los Santos Padres; y por otra, el poco cuidado que los cristianos tienen en practicar este gran medio de salvación.

Y hay aún otra cosa que me aflige todavía más: el ver que los predicadores y confesores hablan muy poco de esto a sus oyentes y a las almas que dirigen, y que los libros piadosos que andan hoy en manos de los fieles no tratan con bastante insistencia de este importantísimo tema. Sin embargo creo yo que predicadores, confesores y libros de ninguna otra cosa debieran tratar con más extensión que de este asunto de la oración. Continuamente están inculcando otros excelentes medios para que las almas se conserven en gracia de Dios, tales como la huida de las ocasiones, la frecuencia de los sacramentos, el oír la palabra de Dios, el meditar las verdades eternas y muchos otros más. ¿Quién niega que sean todos ellos utilísimos para ese fin? Pero pregunto yo a mi vez: ¿Y para qué valen los sermones, las meditaciones y tantos otros medios que largamente exponen los maestros de la vida espiritual sin la oración, pues que de ella ha dicho el Señor que es tan necesaria que no concederá sus gracias a aquellos que no rezan? Pedid y recibiréis he ahí su solemne y divina afirmación.

Sin oración, según los planes ordinarios de la providencia, inútiles serán las meditaciones, nuestros propósitos y nuestras promesas. Si no rezamos seremos infieles a las gracias recibidas de Dios y a las promesas que hemos hecho en nuestro corazón. La razón de esto es que para hacer en esta vida el bien, para vencer las tentaciones, para ejercitarnos en la virtud, en una sola palabra, para observar totalmente los mandamientos de Dios, no bastan las gracias recibidas ni las consideraciones y propósitos que hemos hecho, se necesita sobre todo la ayuda actual de Dios y esta ayuda actual no la concede Dios Nuestro Señor sino al que reza y persevera en la oración. Lo probaremos más adelante. Las gracias recibidas, las meditaciones que hemos concebido sirven para que en los peligros y tentaciones sepamos rezar y con la oración obtengamos el socorro divino que nos preserva del pecado, mas si en esos grandes peligros no rezamos, estamos perdidos sin remedio.

(…) Dicho esto… comencemos en el nombre del Señor.

Qué es la oración:

Escribía el apóstol San Pablo a su discípulo Timoteo: Recomiendo ante todas las cosas que se hagan súplicas, oraciones, rogativas, acciones de gracias. Comentando estas palabras, el Doctor Angélico dice que oración es la elevación del alma a Dios. Completando esta definición con lo que enseñan recientes catecismos, puede decirse que la oración es la elevación del alma y del corazón a Dios, para adorarle, darle gracias y pedirle lo que necesitamos.

En este sentido hemos de entenderla cuando tratemos de oraciones y súplicas en la presente obra.

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8 comentarios sobre “«El gran medio de la oración», de san Alfonso María de Ligorio

  1. En este primer contenido creo que debemos descubrir exactamente qué es la oración. La oración puede resultar fácil o dificil. Fácil porque hablar con Dios es algo que podemos hacer en cualquier momento, prácticamente en cualquier circunstancia. Difícil porque a veces no sabemos que las ocupaciones diarias no deben absorbernos o simplemente porque hay una gran resistencia a sentarse un rato para hablar con Dios.
    Orar es simplemente hablar con Dios, de tu a tu, como le habla un hijo a un padre. A Dios podemos decirle cualquier cosa, lo que vivimos, nuestras preocupaciones, lo que hemos logrado, lo que ha fallado, en lo que necesitamos su ayuda, incluso hablar de nuestro día como lo haríamos con la gente a la que le tenemos confianza y queremos. La oración es un dirigirse a Dios, para alabarlo, agradecerle, reconocerle y pedirle cosas que sean para nuestro bien y el de los demas.

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    1. Como bien recomiendas he añadido al final de la entrada una nota acerca de lo que entiende por oración san Alfonso María de Ligorio: «puede decirse que la oración es la elevación del alma y del corazón a Dios, para adorarle, darle gracias y pedirle lo que necesitamos. En este sentido hemos de entenderla cuando tratemos de oraciones y súplicas en la presente obra.»
      Gracias una vez más. Saludos

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