Cosas pequeñas

Muy bien, siervo bueno y fiel; puesto que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en el gozo de tu Señor (Mt 25,21)… Vio también a una viuda pobre que echaba allí dos monedas, y dijo: En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos (Lc 21,2-3).

¿Quién sabe cuál es el verdadero valor de las cosas? Vivimos en un mundo en el que se paga tributo a lo insólito, a lo espectacular, a lo extravagante. Para muchas almas parece que sólo vale la pena lanzarse a grandes empresas… que no se inician nunca. Pero a los ojos de Dios, cualquier pequeñez llevada a cabo por amor hacia Él y con afán de servicio a los demás es importante. Y muchas pequeñeces importantes dan lugar a un tesoro. «Convenceos de que ordinariamente no encontraréis lugar para hazañas deslumbrantes, entre otras razones, porque no suelen presentarse. En cambio, no os faltan ocasiones de demostrar a través de lo pequeño, de lo normal, el amor que tenéis a Jesucristo» (San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 8).

Cosa pequeña es una sonrisa, una mortificación cualquiera, un detalle de finura en la Liturgia, el orden en el trabajo, la amabilidad en el trato, una carta de felicitación por un cumpleaños, un acto de contrición, etc.

Autor: Julio Eugui en «Mil anécdotas de virtudes»

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