“El verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás” (Chesterton)

G._K._Chesterton_at_workEsta entrada es para que os animeis los amigos a enviarme material que querais se publique en el blog. Este artículo es de Juan Miguel Andrade, un brilante estudiante de Derecho que vive en República Dominicana. Aquí va tal cual me lo entregó:

“El verdadero  soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás”     -Chesterton.

No entiendo mucho de guerras, soldados, ni del arte de la guerra quizá Sun Tsu me pueda enseñar un poco en su afamado libro. Lo que sé es que hay que tener miedo a las guerras cruentas, que tienen como objetivo un no sé qué. Pero de lo que estoy seguro es que esta frase de Chesterton me impactó y que es muy aplicable a “La Vida”.

Y es que vivimos en un mundo en que la gente ha perdido un poco el sentido de lo que se tiene detrás, tal vez vivamos en una especie de nuevo epicureísmo en donde lo mejor sea alejarse del dolor y mirar siempre hacia el bien personal.

Ahora me pregunto ¿Por qué estoy escribiendo esto? ¿Qué sentido tiene? Ni siquiera tengo una idea esquematizada de las ideas que tengo en mi mente, y quisiera expresar. Pero sí que tengo que sacar provecho a esta fabulosa frase del escritor Británico.

Amar lo que se tiene detrás, lo entiendo como esos ideales que tengo como joven, que tal vez me equivoque al afirmar que muchos han perdido –me incluyo. Me pudieran decir ¡Claro que hay ideales! Ganar dinero y poder estar tranquilo, en el futuro poder gastar esos bienes fungibles y dedicarme a lo que me plazca –eso es mucho, pero es poco. No es un fin en sí mismo.

Es ese el ideal –si se puede llamar así- de una juventud sin esperanza y ser felices de verdad, es lo que critico.  No basta con eso, hay que cambiar al mundo –mejorarlo- pero no con superpoderes  sino con trabajo y esperanza. Cambiando yo primero y después mis círculos y así seguro que esta generación irá más allá.

No sé cuáles son  los ideales más nobles, lo que sé es  que hay que ser feliz y esa felicidad no se limita solo a la nuestra, sino a la de los demás. Es allí –pienso- donde radica el centro y raíz de nuestros ideales – es ese no concebir la vida sin otro. ¿Cambiarlos? Yo diría que no, más propio sería redirigirlos, ¡cambiar al mundo! ¡Amar lo que se tiene detrás! Que significa “darse” eso es amor del más verdadero y duradero.

Autor: Juan Miguel Andrade

@juanmigandrade

Estuadiante de Derecho PUCMM

6 comentarios sobre ““El verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás” (Chesterton)

  1. ¡Qué dulce y reconfortante alegría es la de provocar deleite en los demás! Ese gozo, efecto del amor fraterno, no es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amigo que se complace en el placer del hermano

    No basta derramarme en el otro, hacerme fecundo en él. También tengo que disponerme a recibir algo de él, a reconocer el inmenso valor del hermano. Es contemplarlo como fuente de bien para mí. Si no aprendo a admirarme y recibir de los demás, el amor está mutilado, y también estará mutilada la alegría.

    Pocos advierten el acento de san Pablo cuando habla del cuerpo místico y de la importancia de los dones de todos. Allí, la actitud negativa que Pablo describe no es la de no querer dar, sino precisamente la de no querer recibir de los demás, la de no saber gozarse en el don del hermano: No puede el ojo decir a la mano: «No te necesito»… Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte de su gozo (1 Cor 12, 21.26).

    La vida espiritual no es sólo contemplación de Dios, sino también una contemplación del hermano en su inmensa nobleza, una admiración gozosa ante lo que Dios mismo ha sembrado en él. La capacidad de beber del cántaro del hermano es fuente de un gozo peculiar. Sin esa actitud, nuestra alegría tendrá siempre una sombra oscura.

    La experiencia demuestra que la alegría también logra convivir, en la vida concreta, con dificultades, sufrimientos, límites. Hay muchas maneras de encontrar gozo también en medio de preocupaciones. Pero lo que más suele empañar la alegría es el sufrimiento de los demás. Lo sabe cualquiera que sepa amar, o que, al menos, intente querer a sus semejantes.

    Desde mi humilde aportación, yo verdaderamente puedo cambiar el mundo. Suena a frase gastada, pero es real. Mi entrega en lo que me toque vivir y hacer, si está impregnada de amor sincero, desata siempre un movimiento misteriosamente positivo, produce un dinamismo subterráneo que comienza a cambiar algo en la historia. Deteniéndome a llorar las cosas grandes que no puedo hacer, estoy privando al mundo de algo grande que sí puede nacer en las pequeñas cosas. Algo nuevo se va gestando, aunque yo no lo vea, a partir de grandes sueños en pequeños granitos de mostaza.

    Con esa seguridad puedo levantarme cada mañana, sin permitir que los problemas y dolores, propios y ajenos, me encierren en la comodidad y el egoísmo. Con ese dinamismo de esperanza, ofrezco a los demás mi sincera alegría.

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  2. Muy bonito el texto y el comentario de Rosa.
    Creo que además, esto se halla relacionado con el texto de la Corrección fraternal, del que se habló hace tiempo. Más que nada, lo comento porque me parece que cuando se quiere defender algo que uno entiende como correcto, dentro del mensaje de nuestro Señor, frente a otros; cuando se quiere evitar una injusticia clara en el seno de la familia, del trabajo,…, generalmente surge un «conflicto», que a veces es muy difícil de gestionar debidamente para no crear un «conflicto» mayor.
    Entonces me pregunto ¿cuál es el comportamiento correcto?
    A fin de cuentas, Jesús entró en el Templo a echar a los mercaderes…¿? ¿En qué situación nosotros podemos echar a los mercaderes que se quieren hacer dueños de las situaciones de ventaja y cuándo debemos asumir las circunstancias o hechos que nos rodean? ¿Amor y paciencia son sinónimos de permisividad, tolerancia hacia la injusticia o el mal?
    ¿Podemos permanecer pasivos, sin dar un paso adelante para defender no sólo lo que está detrás sino lo que Cristo nos ha puesto delante?
    ¿Los cristianos no tenemos un compromiso firme con la integridad, la justicia, el bien, la solidaridad,…? ¿Está bien cruzarse de brazos y callar?¿Debemos agachar la cabeza y mirar hacia otro lado?
    No lo sé. Quizá es cuestión de rezar más aún, con la confianza de que el Espíritu Santo nos ilumine en cada situación… Así sea.

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    1. Me dá alegría que te hayas vuelto a meter en el blog. Entiendo que tienes alrededor algo que «no marcha bien». Todo mi ánimo para que puedas y sepas actuar como Dios quiere que lo hagas. Intensificaré mi oración por ti. Un abrazo.

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      1. Gracias Rosa, por tu apoyo. Aunque no siempre estoy por estas líneas por el trabajo, me conecto en cuanto puedo.
        Yo no os olvido y os encomiendo todos los días.
        No estoy en una situación excesivamente comprometida, pero sí en el día a día, estoy viendo que se cometen injusticias en el trabajo; o dentro de las propias familias, se viven situaciones difíciles entre padres, hermanos, etc.; también veo falta de cumplimiento en los deberes diarios (¡mucha viga en el ojo ajeno!, je,je, Yo pecador me confieso a Dios….). Y me preocupa que no seamos capaces de dar un paso al frente para decir: esto no está bien. A veces, hay que defender a compañeros, familiares o a personas porque se hallan en una posición de indefensión. Sin embargo, nos amedrentamos y pensamos que tal o cual problema no va con nosotros y que Dios proveerá.
        Es sólo una reflexión sobre lo importante que es, como cristianos convencidos y practicantes, involucrarnos en la resolución de los problemas y en la defensa de los más desamparados.
        Recuerdo el chiste de Gila: «Me encuentro con dos tíos que le estaban dando una paliza a un tercero y yo pensaba: – me meto, no me meto; me meto, no me meto, me metoooo…, no me metoooo». Entonces en un golpe de arrojo, me metí…..¡¡y entre los tres,…., le dimos una palizaaaaaa!!
        Por eso le pido a Dios que nos ilumine para estar en el lado correcto, haciendo lo que Él espera de nosotros. Y por ello le ruego que así sea, para que obremos en la defensa de los demás a través del amor y sin la violencia de palabra o de obra.
        Un fuerte abrazo.

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