El ejemplo de san Juan Bautista

Obediencia
Yo recuerdo como uno de los momentos solemnes de mi existencia aquel en que, puestas mis manos en las del obispo, dije «Prometo». Desde entonces me he sentido comprometido para toda la vida y jamás he pensado que se tratara de una ceremonia sin importancia.
Espero que los sacerdotes de Roma piensen lo mismo. A ellos y a los religiosos, San Francisco de Sales les recordaría el ejemplo de San Juan Bautista, que vivió en la soledad, lejos del Señor, aun con su gran deseo de estar cercano a Él. ¿Por qué? Por obediencia. «Sabía -escribe el Santo- que encontrar al Señor fuera de la obediencia es perderlo» (F. de Sales, Oeuvres, Annecy, 1896, p. 321)

Fuente: Juan Pablo I, Aloc. 23-IX-1978

El esposo
(Cuenta S. Ambrosio un caso conocido por él de una joven que fue fuerte en su vocación de consagrarse como virgen a Cristo, ante la oposición de sus padres).

Y, volviéndose a sus parientes, ella añade: «Pierden el tiempo brindándome un desposorio que rechazo. ¿No ven que ya he celebrado mis bodas? Pero aunque todavía fuese libre, ¿qué esposo me ofrecen? Yo quiero el mejor de todos: Si el que me preparan es rico, poderoso y de noble condición, no lo será tanto como el que yo elegí, que en riquezas, poderío y dignidad vence a cuanto puede imaginarse en lo creado» (S. Ambrosio, Sobre las vírgenes, 1).