Eficacia de la oración

Ayer, tras un largo viaje en autobús, llegamos de Roma. Han sido unos días inolvidables, por las circunstancias y por las personas. Ya iré contando cosas. Ahora continuamos con el tema que traemos empezado sobre la oración.
Tan gratas a Dios son nuestras plegarias que ha querido que sus santos ángeles se las presenten, apenas se las dirigimos. Lo dice San Hilario: Los ángeles presiden las oraciones de los fieles y diariamente las ofrecen al Señor. Y ¿qué son las oraciones de los santos, sino aquél humo de oloroso incienso que subía ante el divino acatamiento y que los ángeles ofrecían a Dios, como vio San Juan? Y el mismo Santo Apóstol escribe que las oraciones de los santos son incensarios de oro llenos de perfumes deliciosos y gratísimos a Dios.

Para mejor entender la excelencia de nuestras oraciones ante el divino acatamiento bastará leer en las Sagradas Escrituras las promesas que ha hecho el Señor al alma que reza, y eso lo mismo en el Antiguo que en el Nuevo Testamento. Recordemos algunos textos nada más: Invócame en el día de la tribulación… Llámame y Yo te libraré… Llámame y Yo te oiré… Pedid y se os dará… Buscad y hallaréis… llamad y se os abrirá… Cosas buenas dará mi Padre que está en los cielos a aquél que se las pida… Todo aquél que pide, recibe… Lo que queráis, pedidlo, y se os dará… Todo cuanto pidieren, lo hará mi Padre por ellos… Todo cuanto pidáis en la oración, creed que lo recibiréis y se hará sin falta… Si algo pidiereis en mi nombre, os lo concederá… Y como éstos muchos textos más que no traemos aquí para no extendernos más de lo debido.
Quiere Dios salvarnos, mas, para gloria nuestra, quiere que nos salvemos, como vencedores. Por tanto, mientras vivamos en la presente vida, tendremos que estar en continua guerra. Para salvarnos habremos de luchar y vencer. Sin victoria nadie podrá ser coronado.
Así afirma San Juan Crisóstomo: Cierto es que somos muy débiles y los enemigos muchos y muy poderosos; ¿cómo, pues, podremos hacerles frente y derrotarlos? Responde el Apóstol animándonos a la lucha con estas palabras: Todo lo puedo con Aquél que es mi fortaleza.
Todo lo podemos con la oración; con ella nos dará el Señor las fuerzas que necesitamos, porque, como escribe Teodorato, la oración es una, pero omnipotente. San Buenaventura asegura que con la oración podemos adquirir todos los bienes y librarnos de todos los males.   
San Lorenzo Justiniano afirma que con la oración podemos levantarnos una torre fortísima donde hemos de estar seguros de las asechanzas y ataques de todos nuestros enemigos. San Bernardo escribe estas hermosas palabras: Fuerte es el poder del infierno, pero la oración es más fuerte que todos los demonios. Y ello es así, porque con la oración alcanza el alma la ayuda divina que es más poderosa que toda fuerza creada.
Por esto el santo rey David, cuando le asaltaban los temores, se animaba con estas palabras: Con cánticos de alabanza invocaré al Señor y seré libre de todos mis enemigos. San Juan Crisóstomo lo resume en esta sentencia: La oración es arma poderosa, tutela, puerto y tesoro. Es arma poderosa porque con ella vencemos todos los asaltos del enemigo; defensa, porque nos ampara en todos los peligros; puerto, porque nos salva en todas las tempestades; y tesoro, porque con ella tenemos y poseemos todos los bienes.
(…) Venid a Mí todos los que andáis agobiados con cargas y trabajos, que Yo os aliviaré. Pobres hijos míos, dice el Señor, los que andáis combatidos de tantos enemigos y cargados con el peso de tantos pecados, recurrid a Mí con la oración y Yo os daré fuerzas para resistir y pondré remedio a todos vuestros males. En otro lugar dice por labios del profeta Isaías: Venid y argüidme… aunque vuestros pecados sean rojos, como la grana, blancos quedarán, como la nieve. Que es lo mismo que decir: Hombres, venid a Mí, y aunque tengáis vuestra conciencia manchada con grandes culpas, no dejéis de venir… y si después de haber acudido a Mí, Yo con mi gracia no os vuelvo vuestra alma pura y cándida como la nieve, os autorizo para que me lo echéis en cara.
¿Qué es la oración? La oración –responde el Crisóstomo– es áncora para el que está en peligro de zozobrar… tesoro inmenso de riquezas para aquél que nada tiene… medicina eficacísima para los enfermos del alma. Defensa segurísima para aquél que quiere conservarse firme en santidad ¿Para qué sirve la oración? Responda por mí San Lorenzo Justiniano: La oración aplaca a Dios, el cual perdona al punto aquél que con humildad se lo pide… alcanza todas las gracias que pide… vence todas las fuerzas del demonio; en una palabra, tan maravillosamente transforma a los hombres que a los ciegos ilumina, a los débiles fortifica y de los pecadores hace santos.
(…) Resumiéndolo todo, escribe San Pedro Crisólogo que aquél que emplea el arma de la oración, no cae en la muerte de la culpa, sino que se desprende de la tierra, y se eleva a los cielos y goza del trato con Dios. Se turban algunos y se preguntan inquietos y miedosos: ¿Quién sabe si estaré escrito en el libro de la vida? ¿Quién sabe si Dios me dará la gracia eficaz y la perseverancia? Vanas son estas preguntas. Sigamos el ejemplo de San Pablo, el cual escribía: No os inquietéis por la solicitud de cosa alguna; mas en todo presentad a Dios vuestras peticiones por medio de la oración y de las plegarias, acompañadas de hacimiento de gracias. Con estas palabras parece que nos quiere decir: ¿Por qué inquietarnos con necios temores y con inútiles angustias? Dejad todas vuestras temerosas solicitudes, que no sirven más que para empujar a la desesperación y hacer tibios y perezosos en el camino de la salvación eterna. Rezad, rezad siempre; que vuestras plegarias suban continuamente ante el trono de Dios. Dadle siempre gracias por las promesas que os hizo de concederos todas las gracias que le pidiereis; la gracia eficaz, la perseverancia, la salvación y todo cuanto deseareis. Nos lanzó el Señor a la batalla contra enemigos fuertes, pero Él será fiel a la promesa que nos hizo de no permitir que seamos más fieramente combatidos de lo que nuestras fuerzas pueden resistir. Es fiel porque al punto socorre al que je invoca.

6 comentarios sobre “Eficacia de la oración

  1. Creo que es verdad y que no debemos dejar de rezar. Nos vaya bien o nos vaya mal, la oración nos acerca a Dios y nos libra de la desesperación.
    Mi hijo, hace tiempo, me regaló un Rosario de plástico, que le dieron en el Colegio. Él tenía otro que una profesora trajo a todos sus alumnos de un viaje a Jerusalén.
    Al poco tiempo empecé a dormir con el Rosario debajo de la almohada. Me ha ayudado a conciliar el sueño, a librar algunas batallas, me ha serenado, me ha regalado paz y tranquilidad, …
    Creo que no existe «arma» tan poderosa para luchar contra el mal que nos aceche y fomentarnos y mantenernos en la oración. Aunque sea de plástico… ¡¡Y sin necesidad de ningún tipo de licencia de uso, ni examen previo!!
    Y respecto a mi compromiso de Cuaresma os cuento. Tres intenciones presentadas ante vosotros y ante Dios:
    – Rezar al acostarme el Señor Mío Jesucristo: cumplida. (He puesto también vuestras intenciones ante El Señor). Ha sido reconfortante.
    – No comer nada después de la cena: cumplido (Me ha costado un poco, pero con una buena estrategia, he llegado al final).
    – No criticar: ¡¡hundido!! Hundido yo, claro. Reconozco que no he podido con este grave defecto. Pero, eso sí, he disminuido bastante el nivel de crítica y he procurado practicar la comprensión y el perdón (no siempre con éxito). Seguiré trabajando en ello. Aunque en estos tiempos de crisis, resulta un poco más difícil. Quizá, por eso mismo, ¿es más necesario practicar la moderación y contención de la crítica?
    Feliz Pascua

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    1. Genial, Joaquin. Enhorabuena! Cuánto ánimo dar ver las luchas cotidianas y esas «tragedias» tan lejos de los muros capitales de nuestra vida de gracia. Gran estrategia! El enemigo acude a esas luchas pequeñas, y el Espiritu las anima y se goza viendo nuestro deseo por agradar a Dios a la vez que llena de esperanza nuestro caminar. Muchas gracias Joaquín por tu comentario. Un abrazo

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    2. ¡Cuánto me ha gustado todo lo que pones en el comentario¡ Enhorabuena por lo bien que te ha salido tu compromiso con la Cuaresma, porque incluso el último de hundido , simplemente sigues luchando por algo que te cuesta y a mí me anima ver tu interés tan grande por acercarte cada día mas a Dios. Recibe mi felicitación (agradezco la tuya), mi gratitud por pedir por mis intenciones y ¡adelante¡. Dios siempre está contigo y deseando que vivas su presencia en todos los momentos de tu vida. Un abrazo.

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      1. Gracias Rosa. Ten en cuenta que esto salió de un comentario tuyo. Así que me parece que son de resaltar las bondades de este blog del padre Rafael y su relación con los lectores. Los textos siempre excelentemente seleccionados y redactados, más la experiencia, los comentarios y las situaciones expuestas por los demás ayudan a no sentirnos solos y mantener nuestro compromiso con Dios, Nuestro Señor. Para mi esta página es como una gasolinera donde buscar combustible, donde puedo ver cómo limpiar mis filtros, bujías, engrasar el motor, etc., con las lecturas y observando a los demás. Las aportaciones creo que son granos de arena que nos ayuden a mejorar.
        Así que lo dicho, gracias, gracias, gracias.
        Vuestro ejemplo es un acicate para seguir en la esperanza, la oración y el compromiso. Un salvavidas en una sociedad que predica el egoísmo, el abandono, el culto al cuerpo y a nuestros deseos personales.
        Si algo fructifica en todos nosotros, a través de la expresión de las inquietudes, compromisos, etc., será gracias al Espíritu promovido desde aquí.
        Gracias padre Rafael, gracias Rosa, gracias al resto de lectores anónimos y comentaristas.

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