OTROS dicen que el hombre no es ni bueno ni malo “por naturaleza”; por naturaleza el hombre es libre y es esta libertad la que le permite la opción moral, es apto para el bien y para el mal. El hombre puede obrar mal, y de hecho obra mal, pero ese mismo hombre puede con la ayuda adecuada (incluyo a Dios) llegar a las cumbres de la bondad; este optimismo realista lejos de empequeñecer al hombre le engrandece… Además la doctrina judeo-cristiana del pecado, es saludable y admirable, porque el pecado que se reconoce es perdonado, enriqueciéndose el hombre así de un modo misterioso y en una correspondencia de amor agradecido… Terminando así por ser mejor el hombre al final que al principio.
ALGUNOS dicen que el hombre es bueno por naturaleza y que ha sido la sociedad quien lo ha corrompido (Rousseau). Son las instituciones, insisten, las que lo desnaturalizan empujándole a la hipocresía, a la rebelión, a la mentira y la violencia… Una forma de vida más acorde con la naturaleza y unas instituciones políticas que le permitieran una mayor expresividad de su natural bondad permitirían acrecentar en vez de reprimir su bondad natural. Sería la religión, y muy especialmente la doctrina sobre el pecado original, la que persuadiendo a los hombres de que su naturaleza estaba viciada y hace necesaria la ley y el poder coercitivo necesario para castigarlos, generando de este modo más temor y rebeldía… SIN EMBARGO, al menos que yo sepa, por ahora nadie se ha atrevido a mantener que el hombre para alcanzar su perfección lo único que tiene que hacer es dejar rienda suelta a sus pasiones e instintos.
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