El Espiritu más allá de la reglas

En Suiza, un pastor protestante se encontraba en el proceso de establecer un instituto de diaconisas y buscaba orientación para dar forma a su visión. Volviéndose hacia un conocido suyo, un sacerdote católico, solicitó las reglas que regían la vida de las Hermanas de la Caridad, esperando que estas pudieran servir como un marco útil para su propio proyecto.

Con amabilidad, el sacerdote envió las reglas solicitadas, pero acompañadas de una observación que resonaría profundamente en el corazón del pastor: “Puedo mandarle la Regla, pero no su espíritu”.

Este comentario, aparentemente simple, contenía una verdad esencial que trascendía las palabras. Más allá de las normas y los reglamentos, residía un espíritu único que animaba a las Hermanas de la Caridad en su labor. Era un espíritu de servicio desinteresado, compasión y entrega total a los necesitados, enraizado en la fe y el amor por Dios y el prójimo.

La reflexión del sacerdote resonaba no solo en la mente del pastor, sino también en el corazón de muchos cristianos. ¿Cuántos entre ellos podrían poseer una vasta cantidad de conocimiento teológico, tener acceso a libros y enseñanzas sobre el Señor, pero aún así carecer del espíritu que verdaderamente da vida a su fe?

Este episodio sirve como un recordatorio poderoso de que la verdadera fecundidad espiritual solo se alcanza cuando nuestros corazones están íntimamente unidos a la Fuente de toda vida. Más allá de seguir reglas y rituales, es la conexión profunda con Dios, representada por la imagen bíblica de estar unidos a la Vid, lo que verdaderamente permite que nuestras vidas den fruto abundante.

Fuente: Mauricio Rufino, Vademécum de ejemplos predicables, Editorial Herder, Barcelona, 1962, pp.52-254

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