La atracción de la virtud y de la bondad

A veces, en nuestro interior tendemos a etiquetar como desagradables, por ejemplo, a personas determinadas o tareas determinadas o aspectos determinados relacionados con la mejora del carácter, y no nos damos cuenta hasta qué punto nos perjudican esos vínculos mentales que hemos ido estableciendo en nuestra mente, de una manera más o menos consciente.

Ante posibles puntos concretos de mejora personal que observamos en nuestra vida (vemos, por ejemplo, que debemos ser más pacientes, o menos egoístas, más ordenados, menos irascibles, etc.), es frecuente que tendamos a ver esos objetivos como muy lejanos o como algo poco asequible para nuestras fuerzas. Los vemos quizás como avances atractivos, sí, pero que para llegar a ellos sería necesario un esfuerzo tal que sólo pensar en eso ya produce en nosotros un profundo desánimo. Lo percibimos como algo doloroso y agotador, que nos llevaría a una forma de vida demasiado tensa.

Sin embargo, la mejora personal no supone ni requiere eso. Al menos normalmente no tiene por qué presentarse así. El avance en el camino de la superación personal puede ser entendido y acometido, más bien como un proceso de liberación. Lo que se produce es un progreso gradual que nos libera, día a día, del lastre de nuestros defectos. No es una ascensión agotadora a un puerto interminable de montaña, sino un alivio progresivo de la carga de nuestros errores, un alivio gradual de la causa de nuestros principales problemas. Por lo tanto, aunque siempre habrá también retrocesos, pequeños o grandes, si logramos mejorar todo el grupo, nos encontraremos cada vez con más autonomía, avanzaremos con más facilidad y nos sentiremos mejor. Cada hombre debe adquirir el autocontrol, y ese es el itinerario de lo que Aristóteles comenzó a llamar virtud: la felicidad vendrá como fruto de una vida según la virtud.

Si pusiéramos más atención, por ejemplo, en los aspectos positivos de una persona determinada, o en el reto que supone haber ordenado el armario o la oficina, o incluso en lo emocionante que puede llegar a ser, tanto para un hombre como para una mujer, cocinar, mantener limpia la casa o educar a los niños. …, si nos esforzamos por ver estas cosas así, el camino se hace mucho más llevadero.

Se podría objetar que esto no es difícil de hacer…, pero sólo por unos minutos, o incluso algunos días. Pero, ¿cómo impedir que después de un tiempo volvamos a hacer lo mismo que antes? Puedo esforzarme, por ejemplo, para variar mi humor durante un tiempo, eso no es poco, pero… ¿Cómo mantenerme así y convertirme en una persona de buen humor verdaderamente?

Una manera de lograrlo es tratar de cambiar el camino; es esforzarse en cambiar la imagen que se nos presenta en la mente cuando pensamos en esas cosas. Por ejemplo, en lugar de representar en la imaginación lo tentador que resulta lo que no debes comer o no beber o no hacer, trata de pensar en lo atractivo y liberador que resulta ser una persona honesta y sana, y lograr que esas representaciones ocupen un mayor espacio en tu imaginación.

O si estás inundado de pensamientos o hábitos egoístas, perezosos o mentirosos, tratas de despertar la imagen de una persona leal, sincera, diligente y generosa, y disfruta un poco de la contemplación de esos valores y esas virtudes que deberías desear ver en tu vida. Incluso, si quieres, considera también lo desagradable que resultaría si te convirtieras poco a poco en una persona profundamente egoísta, perezosa o desleal, y después comparas una imagen con la otra.

¿Esto es importante? Creo que sí. Si una persona logra formar una idea atractiva de las virtudes que desea adquirir, y trata de tener esas ideas bien presentes, es mucho más fácil de lo que llega a poseer esas virtudes. Así logrará, además, que el camino llegue a ser menos arduo y más satisfactorio. Por el contrario, si piensa constantemente en el atractivo de los vicios que desea evitar (una atracción rastrera y pobre, pero que siempre existe, y cuya fuerza nunca debe ser subestimada), es más probable que el innegable encanto que siempre tienen esos errores lo haga difícil de manejar la separación de los mismos.

Por lo tanto, profundizar en lo atractivo de la bondad, representarla en nuestro interior como algo atractivo, alegre y motivador, es algo mucho más importante de lo que parece. Muchas veces, los procesos de mejora se vuelven ineficaces simplemente porque la imagen de lo que se ha propuesto alcanzar no es lo suficientemente atractiva o deseable.

Un comentario sobre “La atracción de la virtud y de la bondad

  1. Señor mío, quiero despertarme siempre serena y que mi primer pensamiento seas Tú. Que no pierda el sentido de amar sin reservas y me olvide de que Tú eres el dueño de mi vida. No quiero vivir lejos de Ti ni quiero sufrir la soledad ni el hambre que da el no conocer tu bondad. Te amo y confío en tu palabra poderosa y maravillosa que siempre me hace nueva y me da grandes oportunidades para avanzar y conseguir mi felicidad. Te suplico que hoy me abras caminos de bendición y permitas que, con aquellas personas que me encuentre, pueda establecer relaciones constructivas y sólidas. No permitas que nada me aparte de tu amor. Sé que sólo contigo puedo ser plenamente feliz. Te bendigo por todo lo bueno que me has dado y por aquello que estoy seguro vas a darme hoy. Amén.

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