Ni angelismos ni sensualismos

A comienzos del siglo III, Tertuliano ponía en guardia a las mujeres de Cartago contra su excesiva coquetería, pero sus opiniones carecían de equilibrio cuando escribía: «La castidad perfecta, es decir cristiana, busca no solo no ser deseada, sino más aún, repeler». Entonces, la mujer ¿no debe ser atractiva para su marido? Tertuliano llama a la mujer, alternativamente, «puerta del diablo» y «templo de Dios». Esta dicotomía perduró a lo largo de los siglos. En el siglo XIX el poeta francés Albert Samain, popular en su tiempo, reconoce que «la mujer, tal como la hemos hecho, es a la vez esclava y ángel, sin término medio». Es una alternativa que falsea la realidad. Entre un angelismo desencarnado y un sensualismo empobrecedor, existe la persona humana. La disociación entre el aspecto físico y el componente amoroso sentimental conduce a dos tendencias contradictorias, la aspiración a una pureza ideal y la sensualidad desenfrenada. «El hombre no es ángel ni bestia, y nuestra desgracia quiere que quien pretende hacer de ángel haga de bestia».
Actualmente, la más gravemente afectada por una falsa percepción de su cuerpo es la mujer. Es evidente que también el varón está llamado a cuidar su cuerpo (cabello, limpieza), sin excesos, pero sin pereza ni dejadez: es necesario encontrar un equilibrio entre el descuido y el cuidado excesivo. Hace años se llevaban los pantalones aparentemente desgastados, demasiado grandes y colgantes. Poco después se ha pasado a lo opuesto: hace algún tiempo que la moda tiende a ofrecer un modelo de hombre afeminado, ambiguo, melancólico o desilusionado, con ropas ajustadas y cuerpos escultóricos… Al mismo tiempo, el arte cinematográfico muestra escenas de una violencia extremada en la que se exalta la fuerza física y la crueldad. El deporte se mancilla con el dopaje de los atletas. En resumen, la imagen actual del hombre es compleja y sofisticada. Pero lamentarse es poco alentador, y tiene un lado efímero: ¿cómo definir la moda sin recordar que es lo que se pasa de moda? El valor es una virtud puesta a prueba en un ambiente voluble que suele ser impuesto.