Es un error decir nada que dañe la reputación de otro

murmurar.jpgLa murmuración implica hablar innecesariamente de las faltas y debilidades de otros, e incluso inventarlas cuando son inexistentes. Significa analizar detenidamente la conducta del prójimo y enredarse en una crítica injustificada de sus motivos y en un juicio temerario sobre la naturaleza de sus pecados.
Es uno de los pecados de la lengua más comunes. Se suele calificar de inofensiva, cosa que rara vez resulta cierta, ya que su objetivo es generalmente el carácter de alguien. El carácter es lo que somos, y es Dios quien lo conoce bien. La reputación es lo que la gente dice que somos, y la gente dice lo que piensa. Tu respuesta a lo que piensas de una persona es la reputación que le otorgas, es decir, la imagen de su carácter.

Revelar el carácter de alguien equivale a alzar un velo y mostrar lo que hay detrás. Uno revela su carácter y se crea una reputación por el modo de hablar y actuar. Y nosotros revelamos el carácter de otro por el modo en que hablamos y actuamos respecto a él.
Murmurar significa dibujar una imagen falsa o una imagen que no se tiene derecho a dibujar. Un chisme no se puede lanzar al aire con ligereza. El mandamiento divino es este: «No dirás falso testimonio»; y dibujar una imagen falsa de otro es falso testimonio. La herida infligida al carácter, si no siempre es letal, siempre es una herida. Las heridas sangran y, aunque sanen, dejan cicatriz.
La murmuración puede también proporcionar una imagen justa, pero no deja de ser murmuración, porque se expone ante quienes no tienen derecho a ello. Es un error decir nada que dañe la reputación de otro, incluso si lo que se afirma es cierto, porque Dios nos concede a todos el derecho a ella.
Murmurar trae nefastas consecuencias para la amistad y la felicidad familiar. La Escritura nos dice que «boca ligera prepara su ruina». Una de las bienaventuranzas del Sermón de la Montaña es «bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios», con lo cual lo contrario también tiene que ser verdad: «Malditos quienes perturban la paz, porque serán llamados hijos del demonio».
La murmuración, arma del cobarde, suele ser una ruindad nacida del odio o los celos. El chismoso siempre está ocupado. Su corazón de piedra y su lengua desenfrenada no conocen la piedad, ni se preocupan de las consecuencias.
Hay mucha gente con una curiosidad desmesurada y una descontrolada urgencia por dar consejo cuando no se le pide. Quien es entrometido indaga en cualquier secreto que exista en el vecindario y lo utiliza como combustible para la murmuración, que extiende de un confín a otro, a veces bajo la hipócrita excusa de la caridad o de la preocupación por el bienestar de la comunidad. De este modo ha saltado por los aires la reputación de muchos y se ha hecho mucho daño. Uno de los peores ejemplos es el de aquel que mete la nariz en una familia para decirle el matrimonio el modo de «no tener demasiados hijos», o el del que separa a los amigos con sus revelaciones malintencionadas, sus cotilleos e incluso con la calumnia, haciéndose así responsable de la hostilidad y las disputas entre amigos y familiares.
Es sorprendente constatar cuánta gente tenida por buena habla negativamente de los defectos del prójimo. Son muy considerados con los sentimientos de otros cuando estos se hallan presentes, pero suelen hablar mal de ellos a sus espaldas. Estas personas no son malvadas por naturaleza: su maldad procede únicamente del afán de hablar. La mayoría de la gente a la que se le pregunte si alguna vez ha levantado falso testimonio lo negará indignada. Sin embargo, levanta falso testimonio cada vez que su tema de conversación durante un café, una llamada telefónica o una visita gira en torno a un chisme sin fundamento. No hay prácticamente nada que contribuya tanto a la infelicidad y a los conflictos dentro de un vecindario como el cotilleo irreflexivo.
Algunos de los peores pecados de murmuración se cometen en la propia casa. Los niños oyen a sus padres insultar y condenar de mil maneras distintas al prójimo, denigrando su forma de ser, hablando de sus rarezas y agrandando sus fallos, limitaciones y defectos. No está bien enseñar a los niños a ser chismosos y entrometidos.
Aunque en sí misma la murmuración no es grave, puede llegar a convertirse en un pecado mortal. Difundir la historia, por ejemplo, de que un vecino le ha sido infiel a su esposa significa dañar gravemente su reputación. Si la historia es falsa, y también si es cierta, se le inflige un grave daño, peor que el de robarle una gran suma de dinero. Quien sirva de instrumento para difundir una noticia falsa es culpable de un pecado grave.
A veces uno puede reírse a cuenta del chisme, algo que se vuelve muy peligroso cuando ofende los intereses de otra persona o afecta a su honra. La flaqueza más inofensiva se puede convertir en un crimen en función de sus consecuencias. Un mero chisme, cuando expone a otro a la vergüenza, no es motivo de risa, sino de indignación.
Decir que te arrepientes de haber hablado con ligereza no perdona el pecado, porque no demuestra una verdadera contrición. La contrición conlleva manifestar el arrepentimiento, y eso se hace intentando por todos los medios reparar el daño causado. Si le quitas a alguien la fama, estás obligado a devolvérsela.
Lo que llamamos un «chisme sin importancia» puede traducirse en maledicencia. Si quieres que se te perdone el pecado, debes retractarte de tus palabras. Tienes obligación de acudir a cada una de las personas que te escucharon para rectificar tus afirmaciones.

13 comentarios sobre “Es un error decir nada que dañe la reputación de otro

  1. La formula del Éxodo sobre el contenido moral del octavo mandamiento es más limitada. Dice así: «No darás falso testimonio contra tu prójimo» (Ex 20,16). Esta misma expresión se repite, literalmente, en el Deuteronomio (Dt 5,20). Pero en el Levítico se enuncia así: «No mentiréis, ni os engañaréis unos a otros» (Lev 19,11). De este modo, la mentira se unió a la calumnia, pues ambas van con frecuencia unidas. Así lo sentencia el Eclesiástico: «No trames calumnias contra tu hermano ni lo hagas tampoco con tu amigo. Proponte no decir mentira alguna, porque acostumbrarse a ellas no es para bien» (Ecl 7,12-13). Y es que la gravedad de la mentira no consiste tanto en ocultar la verdad con el fin de engañar, cuanto en usarla como arma para dañar al prójimo. Es lo que denuncia Jesucristo cuando perfeccionó este mandamiento: «Se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos» (Mt 5,33). En efecto, quien se habitúa a la mentira casi siempre la usará para defenderse frente al prójimo, lo cual lleva a la calumnia. Más aún, puede conducir al perjurio, o sea a jurar en falso incluso ante los tribunales.

    Existen diversas definiciones de la mentira, pues no siempre es fácil fijar su sentido exacto. El Catecismo de la Iglesia Católica, en la edición típica, la matizó en estos términos: «Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir a error» (CEC 2483). Y esta otra: «Mentir consiste en decir algo falso con intención de engañar al prójimo» (CEC 2508). En consecuencia, la mentira entraña el deseo de engañar.

    Pero, aparte de ese «engaño» que persigue la mentira, es importante destacar el aspecto positivo de este mandamiento, el cual implica la obligación de decir la verdad. En efecto, el hombre y la mujer deben amar la verdad, expresarla, defenderla y comunicarla, pues la «verdad» es propia del ser inteligente. Y ello porque la racionalidad -característica esencial del ser humano- busca espontáneamente la verdad. Como escribe Aristóteles al inicio de la Metafísica, «todo hombre, por naturaleza, desea conocer la verdad» .

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  2. Hola ….hoy viendo esta entrada estoy preocupada no sé de que vamos hablar en estas fiestas Navideñas .Sino vamos poder difamar al vecino,criticar al cuñado/a,.chismorrear de la embarazada de turno. ……De politica nada.fútbol menos por que todos son entrenadores. …Lla me direis si se os ocurre algún tema. …jjjjjjj..Adiós

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    1. Definitivamente sí hay alguien que nunca te fallará.

      Estará contigo siempre, sin importar las circunstancias o tus acciones.

      Lo que te ha prometido, Dios lo cumplirá.

      Así que Descansa y Confía en Dios.

      Dios es Bueno!
      Deuteronomio 7:9
      Reconoce, pues, que el SEÑOR tu Dios es Dios, el Dios fiel,
      que guarda su pacto y su misericordia hasta mil generaciones
      con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos.

      UN ABRAZO

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    1. Hola buena idea Rosa.la verdada es que no somos una familia muy afinada para cantar.Si a havido muchas cosas buenas y una de ellas es que este año todavia no se a muerto nadie de la familia.Espero a que el gato aguante (es broma) .Adios

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  3. ISABEL:
    Yo soy tu Padre

    HIJA MIA…

    Es probable que no me conozcas, pero yo te conozco perfectamente bien.
    Salmo139.7

    Sé cuando te sientas y cuando te levantas.
    Salmos 139.2

    Todos tus caminos me son conocidos.
    Salmos 139.3

    Pues aún tus cabellos están todos contados.
    Mateo 10:29-37

    En mi vives, te mueves y eres.
    Hechos 17:28

    Antes que te formé en el vientre te conocí.
    Jeremías 1.4-5

    Fuiste predestinada conforme a mi propósito.
    Efesios 1.11-12

    No fuiste un error.
    Salmo 139.15

    En mi libro estaban escritos tus días.
    Salmo 139.16

    Yo determiné el momento exacto de tu nacimiento y donde vivirías.
    Hechos 17.26

    Tu creación fue maravillosa.
    Salmos 139.14

    Te hice en el vientre de tu madre.
    Salmos 139.13

    Te saqué de las entrañas de tu madre.
    Salmo 71.6

    He sido mal representado por aquellos que no me conocen.
    Juan 8.41-44

    Noe estoy enojado ni distante de ti, soy la manifestación perfecta del amor.
    1 Juan 4.16

    Y deseo derramar mi amor sobre ti.
    1 Juan 3.1

    Simplemente porque eres mi hija y Yo soy tu padre.
    1 Juan 3.7

    Te ofrezco mucho más de lo que te podría dar tu padre terrenal.
    Mateo 7.11

    Porque soy el Padre perfecto.
    Mateo 5.48

    Toda buena dádiva que recibes viene de mi.
    Santiago 1.17

    Porque yo soy tu proveedor que suple tus necesidades.
    Mateo 6.31-33

    Mi plan para tu futuro está lleno de esperanza.
    Jeremías 29.11

    Porque te amo con amor eterno.
    Jeremías 31.3

    Mis pensamientos sobre ti se multiplican más que la arena en la orilla del mar.
    Salmo 139.17-18

    Me regocijo sobre ti con cánticos.
    Sofonías 3.17

    Nunca dejaré de hacerte bien.
    Jeremías 32.40

    Tú eres mi especial tesoro.
    Éxodo 19.5

    Deseo afirmarte con todo mi corazón y de toda mi alma.
    Jeremías 32.41

    Y te quiero enseñar cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
    Jeremías 33.3

    Me hallarías si me buscas de todo corazón.
    Deuteronomio 4.29

    Deléitate en Mí y te concederé las peticiones de tu corazón.
    Salmo 37.4

    Porque yo produzco tus deseos.
    Filipenses 2.13

    Yo puedo hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pides o entiendes.
    Efesios 3.20

    Porque yo soy quien más te alienta.
    2 Tesalonicenses 2.16-17

    Soy también el Padre que te consuela en todos tus problemas.
    1 Corintios 1.3-4

    Cuando tu corazón está quebrantado, Yo estoy cerca de ti.
    Salmo 34.18

    Como el pastor lleva en sus brazos a un cordero, Yo te llevo cerca de mi corazón.
    Isaías 40.11

    Un día enjugaré toda lágrima de tus ojos.
    Apocalipsis 21.3-4

    Y quitaré todo el dolor que has sufrido en esta tierra.
    Apocalipsis 21.4

    Yo soy tu Padre, y te he amado como a mi hija, Jesucristo.
    Juan 17.23

    Porque te he dado a conocer mi amor en Jesús.
    Juan 17.26

    Él es la imagen misma de mi sustancia.
    Hebreos 1.3
    ¡Que maravilla de cosas que te dice Dios¡. Léelas de vez en cuando.

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  4. Hola .D Rafael e observado que siempre que hace las entradas de maledicencia,en resumen de cotilleo siempre las ilustra con imágenes de chicas espero que no sea machista pues los hombres a la hora de criticar son peores que las mujeres aunque mo lo reconozcan….Adios

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