No se puede llevar una vida limpia sin la ayuda divina. Dios quiere nuestra humildad, quiere que le pidamos su ayuda, a través de nuestra Madre y Madre suya.
Tienes que decir a la Virgen, ahora mismo, en la soledad acompañada de tu corazón, hablando sin ruido de palabras: Madre mía, este pobre corazón mío se rebela algunas veces… Pero si tú me ayudas… -Y te ayudará, para que lo guardes limpio y sigas por el camino a que Dios te ha llamado: la Virgen te facilitará siempre el cumplimiento de la Voluntad de Dios. [Forja 315]«Sancta Maria, Stella maris» -Santa María, Estrella del mar, ¡condúcenos Tú!
-Clama así con reciedumbre, porque no hay tempestad que pueda hacer naufragar el Corazón Dulcísimo de la Virgen. Cuando veas venir la tempestad, si te metes en ese Refugio firme, que es María, no hay peligro de zozobra o de hundimiento. [Forja 1055]
El pesebre nos presenta un camino
distinto al que anhela la mentalidad mundana. Es el camino del
anonadamiento de Dios, de esa humildad del amor de Dios que se abaja, se
El pesebre nos presenta un camino
distinto al que anhela la mentalidad mundana. Es el camino del
anonadamiento de Dios, de esa humildad del amor de Dios que se abaja, se
anonada, de su gloria escondida en el pesebre de Belén, en la cruz del
Calvario, en el hermano y en la hermana que sufren.
Los Magos han entrado en el misterio. Han pasado de los cálculos humanos al
misterio, y éste es el camino de su conversión. ¿Y la nuestra? Pidamos al
Señor que nos conceda vivir el mismo camino de conversión que vivieron los
Magos. Que nos defienda y nos libre de las tentaciones que oscurecen la
estrella. Que tengamos siempre la inquietud de preguntarnos, ¿dónde está la
estrella?, cuando, en medio de los engaños mundanos, la hayamos perdido de
vista. Que aprendamos a conocer siempre de nuevo el misterio de Dios, que no
nos escandalicemos de la “señal”, de la indicación, de aquella señal anunciada
por los ángeles: «un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc
2,12), y que tengamos la humildad de pedir a la Madre, a nuestra Madre, que
nos lo muestre. Que encontremos el valor de liberarnos de nuestras ilusiones,
de nuestras presunciones, de nuestras “luces”, y que busquemos este valor en
la humildad de la fe y así encontremos la Luz, Lumen, como han hecho los
santos Magos. Que podamos entrar en el misterio. Que así sea.
anonada, de su gloria escondida en el pesebre de Belén, en la cruz del
Calvario, en el hermano y en la hermana que sufren.
Los Magos han entrado en el misterio. Han pasado de los cálculos humanos al
misterio, y éste es el camino de su conversión. ¿Y la nuestra? Pidamos al
Señor que nos conceda vivir el mismo camino de conversión que vivieron los
Magos. Que nos defienda y nos libre de las tentaciones que oscurecen la
estrella. Que tengamos siempre la inquietud de preguntarnos, ¿dónde está la
estrella?, cuando, en medio de los engaños mundanos, la hayamos perdido de
vista. Que aprendamos a conocer siempre de nuevo el misterio de Dios, que no
nos escandalicemos de la “señal”, de la indicación, de aquella señal anunciada
por los ángeles: «un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc
2,12), y que tengamos la humildad de pedir a la Madre, a nuestra Madre, que
nos lo muestre. Que encontremos el valor de liberarnos de nuestras ilusiones,
de nuestras presunciones, de nuestras “luces”, y que busquemos este valor en
la humildad de la fe y así encontremos la Luz, Lumen, como han hecho los
santos Magos. Que podamos entrar en el misterio. Que así sea.
Me gustaMe gusta
Saludos Rosa. Buenos días
Me gustaMe gusta
Que hermosa nuestra Virgen María ! que dulce tu mirar que bella Estrella del mar ! Estrella de la mañana te quiero siempre amar e imitar !
Me gustaMe gusta
Gracias Elsa. Saludos
Me gustaMe gusta