Dos ex niños de la calle contaron al Papa qué desafíos han afrontado en las calles: tienen 14 y 12 años y saben qué significa la pobreza, la droga, los abusos o robar.
Subo a la entrada el comentario que hace Joaquín: ¿Por qué los hombres permitimos qué pase esto? Creo que es la pregunta que debemos hacernos. Dios puso el mundo en nuestras manos. Sólo de nosotros depende que sea un mundo de esperanza, ilusión y oportunidades o de desolación, angustia y desesperación.
La Iglesia y los cristianos deben ser como el micelio de los hongos en el bosque, que se desarrolla en el suelo progresivamente extendiendo una multiplicidad de mejoras y favores a los organismos de la tierra, transformando la capa infértil en un humus rico en nutrientes para todos. Con el tiempo, los hongos se asocian a las raíces de las plantas, consiguiendo que sean más productivas; ayudan a descomponer y eliminar la materia muerta y, además, fructifican ofreciendo a las personas múltiples setas comestibles que completan nuestra alimentación, o generan productos con los que combatir las enfermedades que nos asolan. Desde una posición humilde y silenciosa, los hongos mejoran la vida, la salud de los bosques y los ecosistemas.
A ver si podemos ser hongos benefactores en el bosque que constituye el mundo. Que nuestro micelio llegue, de la mano de Dios nuestro Padre, hasta donde sea necesario. No podemos permitir que los que nos rodean no descubran lo grande que es ser hijo de Dios. Y mientras tanto, como dice el Papa no nos queda más que el silencio y llorar (yo+orar) por los que sufren.
Buen comienzo de la semana para tod@s.
Y algo que me conmovió profundamente hace unos meses en una conferencia sobre la inacción de Dios: Dios espera hasta el último momento para darnos la oportunidad de cambiar, para darnos la oportunidad de elegir el bien ante el mal. Y esa oportunidad está abierta constantemente para todos los hijos de la Tierra, sean buenos o malos. Quizá ahí radica este misterio tan duro y difícil de comprender…. ¿?
Hablando en tagalo, dos ex niños de la calle contaron al Papa qué desafíos han afrontado en las calles: tienen 14 y 12 años y saben qué significa la pobreza, la droga, los abusos o robar.
Juno, de 14 años, le contó que se fue de casa porque no había dinero para que ir a la escuela. Comía lo que encontraba en la basura y dormía en las calles. Antes de recibir la ayuda de la ong ANAK-Tnk vio a niños de la calle que usaban drogas, aprendían a robar y eran víctimas de abuso sexual.
Gyzelle, de 12 años, rompió a llorar y preguntó el Papa “¿Por qué Dios permite este tipo de sufrimiento, incluso con niños que no tienen ninguna culpa?”.
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Joaquín he subido tu comentario a la propiaentrada. Muchas gracias
Dejo aquí también esta última aclaración:
Y algo que me conmovió profundamente hace unos meses en una conferencia sobre la inacción de Dios: Dios espera hasta el último momento para darnos la oportunidad de cambiar, para darnos la oportunidad de elegir el bien ante el mal. Y esa oportunidad está abierta constantemente para todos los hijos de la Tierra, sean buenos o malos. Quizá ahí radica este misterio tan duro y difícil de comprender…… ¿?
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Gracias. Todo un honor que no se merece. Lo importante es que el Papa ha mostrado una sensibilidad tan grande que creo que nos mostraba la tristeza del mismísimo Dios.
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Joaquín eres brillante, genial y muy humano. Es una gran satisfacción leer tus entradas en el blog. Gracias. Un abrazo.
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