¿Por qué hay que ayunar? ¿Y por qué la abstinencia?

WaveComo decíamos, el miércoles de ceniza comenzaba un tiempo apasionante. Y vamos a intentar poner alguna reflexión cada día en torno a la Cuaresma. Ayer ya nos la puso, nuestra colaboradora Rosa en su comentario, y hoy os dejo con estas palabras de José Fernado Rey Ballesteros, que le hemos «adoptado» en el blog como uno de nuestros mejores colaboradores:

Como la ceniza, los ayunos cuaresmales son expresión de una santa tristeza. Por eso, para que esas prácticas no se conviertan en un ritualismo vacío, debemos poner el corazón a tono con lo que hacemos. Debemos sentir con la Iglesia, para que después, al obrar con la Iglesia, nuestros gestos tengan pleno sentido.

Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.

Nuestros pecados han expulsado al Verbo encarnado de la faz de la Tierra clavándolo en una cruz. Estamos tristes, lloramos, y no comemos, porque nuestro dolor no admite más consuelo que el de la Misericordia divina.

Toma nota: si quieres ayunar bien, mira hoy hacia la Cruz. Mírala con amor y dolor. Implora la gracia de una verdadera compunción. Ayuna desde esa santa tristeza, y tu ayuno será un grito que, unido al de Cristo, rasgará las nubes.

En cuanto a la abstinencia de carne de los viernes de Cuaresma… Es un gesto sencillo, que todos podemos hacer sin excesivo esfuerzo, y que, por eso, tiene la virtud de unirnos a todos en la misma mortificación. No es, por tanto, ninguna tontería. Nos hace Iglesia y nos une a la Iglesia. Guarda bien esa abstinencia.

Un comentario sobre “¿Por qué hay que ayunar? ¿Y por qué la abstinencia?

  1. Agradezco particularmente que haya elegido a D. Fernando Rey Ballesteros como colaborador. Es profundo, concreto y va a la raíz.
    Hoy me va a permitir que hable de los planes de Dios en mi alma, a la vez que amplío otros comentarios expuestos.
    Ayer entré en el blog. Hacía días que no lo hacía. Comenté el por qué. Me encontraba mal físicamente y el tratamiento era muy fuerte. Hasta tal extremo que para poder descansar permanecía en la cama mucho tiempo. Su contestación, D. Rafael fue inmediata: «Cuídate». Sé que me lo decía preocupado y con mucho cariño. Luego leí el comentario de Joaquín y me decía a mi misma: No puedo. No puedo, y me fui a la cama con muchísima pena. Hoy es otro día, y en mi oración personal, ha sido Dios quien me ha hablado: -Descansa en MI y déjame un brazo para que YO también pueda hacerlo en ti.-
    No me daba cuenta de que Dios tenía un nuevo plan para mi y por supuesto le dije SI. Le pedí confirmarme en el espíritu de penitencia con que he empezado la cuaresma y que siempre vaya acompañada por la sinceridad del corazón. Deseo prescindir de los «bienes» que nos impiden ser libres. Son esas mortificaciones que cada día tenemos muy presentes y que nos llevan a agradar a Dios y a los demás.
    Pienso que para que la Cuaresma sea eficaz conviene negarnos a nosotros mismos y ser mas eucarísticos. Eucaristía significa -acción de gracias- y su realidad consiste en renovar el ofrecimiento a Dios y recibirle en nuestro interior. Es decir, vaciarnos de nosotros mismos para dejar espacio en nuestra alma a Dios. Estoy de acuerdo con Joaquín. Propongámonos dos mortificaciones durante todos los días que quedan de Cuaresma y examinémonos diariamente de cómo vamos. Todos sabemos mejor que nadie del pie del que cojeamos, así que dejemos la elección a cada uno de sus propias mortificaciones. Y, por supuesto, los que entramos en el blog, tenemos una añadida. La de pedir porque los demás no decaigan en sus propósitos. Al final de la Cuaresma comentaremos cómo nos fue.
    ¡Ánimo y Adelante¡.

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