Primero: lo importante; ¿lo urgente? puede esperar…
Lo malo de la prisa, de ese estado habitual de apresuramiento que nos entorpece, es que disminuye considerablemente la capacidad de reflexión. Parece como si no nos quedara tiempo para fijar la atención en las cosas que en realidad más importan. No es superfluo el esfuerzo por buscar de vez en cuando la calma necesaria […]
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