La lista de cosas buenas

Tengo un conocido que un día le salen diez cosas bien y sólo una mal, y llega a su casa en estado de desánimo integral. ¿Por qué? Porque permite que esa pequeña cosa que resultó mal deja que llene casi por completo la “pantalla” de su mente. Han pasado en ese día muchas cosas positivas, pero tiene la habilidad -la desgracia- de no considerarlas. Es como si todo lo bueno quedara de inmediato arrinconado en su memoria y sólo lo negativo permanece bien grabado. Todo lo demás, pasa sin pena ni gloria, y en poco tiempo queda reducido a imágenes borrosas, grises, lejanas, como viejas fotos desvaídas.

No es raro que se deteriore una amistad, o un matrimonio, o una relación profesional, simplemente por esa insana tendencia a recordar y almacenar experiencias desagradables sufridas en la relación con esa persona, mientras que las agradables enseguida parecen perder resonancia en la memoria.

¿Cómo sucede esto? Quizá hay algo que produce un desagrado muy vivo, aunque sea una tontería. Por ejemplo, la forma que tiene de comer, o que deja desordenado lo que usa, o pierde las cosas, o habla en un tono que nos resulta desagradable. O que a lo mejor ha dejado de tener determinada deferencia con nosotros. O nos repite algo que dijimos en un momento de enfado y estamos hartos de que nos lo recuerden otra vez más. O quizá sucede al revés, y somos nosotros los que recordamos una y otra vez aquella ocasión en la que nos sentimos tan molestos y ofendidos. La lista de ejemplos podría ser interminable.

Pero lo esencial es que también podría hacerse otra lista muy larga de ejemplos positivos, de tantas cosas agradables que suelen quedar en el olvido. Todo sería muy distinto si ambos se esforzaran en traerlas a la memoria, y procurar generar las circunstancias necesarias para que se repitan.

Por eso es bueno preguntarse de vez en cuando: “Si continúo dando vueltas a estas ideas de esta manera…, ¿a dónde me lleva esto? ¿Qué voy a conseguir? ¿Hacia dónde me conduce? ¿Hacia dónde quiero ir?” Una persona ha de ser capaz de tomar de vez en cuando un poco de distancia sobre sí misma, y analizar sus sentimientos como si estuviera contemplando a otra persona, para así actuar sobre ellos.

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